sábado, 14 de mayo de 2011

El cocinero, el ladrón, la esposa y su amante.


Peter Greenaway 1989
 Si tuviera que resumir esta película en pocas palabras diría que es una película no apta para sensibles de estómago; y es que desde la primera escena uno ya siente ciertas nauseas por los temas escatológicos que se manejan, desde el primer momento es bastante fuerte.
Richard es un mafioso que está orgulloso con el nuevo restaurante que acaba de comprar. Él, sus acompañantes mafiosos, su madre, su esposa y algunos personajes extras comerán ahí todos los días. Es un hombre extremadamente agresivo, prepotente, egoísta, machista y obsesionado con la comida; lo cual es contradictorio pues también es un hombre que pone exagerada atención a los modales y a los valores tradicionales. Su esposa harta del maltrato que recibe de su parte tiene una aventura con un comensal del restaurante, el cual poco a poco se va haciendo un personaje más importante.
La película se desarrolla en su gran mayoría dentro de este restaurante. Este escenario está lleno de semiótica en todo momento, Greenaway  logra esto jugando con la iluminación y los colores, asignando uno a cada espacio del restaurante: blanco a los baños, rojo al comedor, verde a la cocina y un negro azuloso a la parte que sería como el estacionamiento. Los colores a su vez toman diferentes significados, el comedor se asocia con momentos de ira, poder, estrés; el verde con la naturaleza, el origen, la creatividad; el blanco con la pureza, el silencio, limpieza, tranquilidad y el negro azuloso la desesperanza y la pérdida.
En cuanto a la fotografía, pareciera ser que estamos viendo el escenario de una obra de teatro, Greenaway  maneja un exceso visual en cada una de las tomas, poniendo en cada plano todos los elementos que pueda y todos los personajes que quepan. Este exceso visual combinado con los colores hace remembranza a las pinturas barrocas y manieristas de artistas como Rembrandt, Arcimboldo, Bruegher, Durero, Hals, entre otros.
Greenaway utiliza mayormente travellings para seguir en este contexto de un teatro. La cámara se mueve entre comedor, cocina y estacionamiento sin hacer pausa alguna, enfocándose en los elementos y los personajes, los cuales están acomodados de tal modo que al pasar la cámara cada uno tiene un papel. Esta situación nos hace pensar que es casi un hecho lo mucho que tuvieron que ensayar todos los actores para la realización de esta película; al ser travellings sin corte no se podían equivocar, si lo hacían tendrían que haber empezado de nuevo toda la escena. Son detalles que el espectador a simple vista quizá no aprecia.
Las escenas están divididas en actos (días) y en cada día que empieza se muestra cuál va a ser el menú. Por supuesto la comida tiene un papel importante, los personajes siempre comen y  la comida llega a significar varias cosas en el filme, desde algo vomitivo hasta lo sexual.
En esta película el espectador seguramente pasará por una mezcla de emociones, enojo, estrés, asco, amor, tristeza…pero sobre todo reitero lo que dije anteriormente: esta película, aunque magnífica, es para aquellos con estómago fuerte, así que piense dos veces antes de verla.

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