miércoles, 11 de mayo de 2011

El acorazado Potemkin


1925 - Sergéi Eisenstein
Es una película, realizada en un ambiente postrevolucionario soviético que nos cuenta la historia de la lucha del hombre por alcanzar sus derechos e ideales, busca exaltar al hombre a sublevarse y siembra en él, el espíritu revolucionario de la época. 

 
La película, cual obra de teatro, está divida en cinco partes, cada una con su propio nombre de capítulo. Es en la primera escena (hombres y gusano) donde se desencadena lo que será la razón de todos los demás actos. En ella los suboficiales  tratan de hacer comer a los marinos prisioneros carne con gusanos, los prisioneros se niegan y es así como desde el principio se inicia una discusión por la dignidad, la cuál durará hasta el final de la película.   
   

Los guiones que maneja no son muy elaborados ya que siendo una película muda, solamente tiene los diálogos necesarios para poder entender la película, los cuales no pasan a veces de dos líneas. Además la película se interrumpe cada vez que aparecen.  No obstante los pequeños diálogos constantemente hacen alusión a frases de lucha y justicia, que incitan a pelear.

A pesar de ser en blanco y negro es una película bastante interesante  pues Eisenstein se da cuenta de que no es necesario tener la cámara fija para grabar, se pueden empezar a observar técnicas de iluminación y diferentes movimientos de cámara, en especial un constante uso de  picadas  y contrapicadas para representar poder e inferioridad. Estas tomas las combina con elementos como son la sinécdoque y las elipsis temporales, las cuales pueden verse perfectamente en la 4ª parte “La escalera de Odesa” cuando se muestra sólo los pies de los generales bajando las escaleras y luego las estatuas de leones con la reja del teatro.
Eisenstein comienza a utilizar primeros planos de rostros para ilustrar la angustia del pueblo,  así como close up a ciertos elementos de la cara como son los ojos. También hace uso de ciertos elementos para simbolizar algo, como por ejemplo la burla e ironía hacia la religión representada por el sacerdote desaliñado con mirada maniática y peinado chiflado que golpea la cruz con una mano esperando que  maten  a los prisioneros que se han quejado de la carne con gusanos, pero cuando se revelan pide misericordia levantando la misma cruz, recordándoles la orden de Dios “no matarás”.

A pesar de la ausencia de sonido de voz, El acorazado Potemkin captará la atención del espectador por el desarrollo de la historia y por las actuaciones sobre exageradas que pueden a veces llegar a ser hasta cómicas. Pero definitivamente se logra entender el mensaje pretendido. Una película que nos deja ver valores de unión, perseverancia y sacrificio de los personajes que acompañarán a los prisioneros marinos en su complicada lucha “por una cucharada de sopa”.



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